MADRE DE MAYO



Dejó los platos sin lavar.
Se despidió con un beso sin hablar.
La vio cruzar la calle tras el vidrio.
Correr para alcanzar el colectivo,
Mientras él hacía miguitas con el pan
Y alargaba los recuerdos con el vino.

Cerró los ojos y la vio.
linda como cuando la conoció
hace tanto en el parque Retiro
riendo con toda la juventud
apretando el pochoclo y el rubor
y un sí, para la cita del domingo.

La vio ponerse para él
toda la ternura que atesora una mujer,
esa eterna y sensitiva flor
que aroma los desiertos y la fe
que asombra de luz y sencillez
y conoció el milagro del amor

La vio tejer un escarpín,
Más grande que el que muestra el figurín.
La vio reírse y destejer.
La vio agobiarse con su redondez,
Parir y hasta la oyó cantar después,
Al hijo que acababa de nacer.
La vio las noches sin dormir,
Si respira o no, o no respira el chiquilín
O cuando tuvo la tos o el sarampión
La intuyó rezando alguna vez,
siempre apuntalando su niñez,
siempre dando por él, el corazón.

La vio esperarlo, y reprocharle
su primer trasnochada y
tenerse que rendir entre los brazos
fuertes de aquel muchachón
Que con la burla y un beso le robaba
el perdón y después amorosa, arroparlo
al dormir. La vio celosa combatir cuando
él trajo un beso diferente a los demás y
no se quiso enterar ni del nombre ni del
rostro de aquella mujer, que llamaba a menudo
preguntando por él...
¡cuantas noches, cuantas, la sintió llorar!...

Y después la resignación,
Ella le dio un nieto y la llamó mamá
La vida es casi siempre así.
La vio arrinconarse sin mostrar dolor
Renunciando con tanto valor
Con tal de que él fuera feliz
El colectivo ya se va,
Como todos los jueves hace años ya
Desde que de ellos no supieron más
Con aquella foto linda donde estan tres
Va a la plaza de Mayo con aquel cartel
Que dice: -¿dónde están mis hijos?- ¿dónde están?

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